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Nuestro patrón alimentario tradicional... arroz, frijoles, vianda, carne, u otro alimento generalmente frito... suele variar cambiando el color del frijol o del arroz y la clase de vianda o forma de prepararla.
Esto, que sin duda evita la monotonía en la mesa, en otras culturas se obtiene en gran medida como producto del cambio en las frutas, hortalizas y otros vegetales, de acuerdo con la época del año; pero la papa, las pastas y otros derivados del trigo, así como el maíz, suelen ser tan constantes en aquellas mesas como en la nuestra los frijoles, las viandas y el arroz.
En Cuba, sustituir uno de estos dos últimos por verduras y vegetales con menor contenido de carbohidratos y mayor contenido de vitaminas, minerales y fibras o celulosa, no sólo ayuda a diversificar la alimentación, sino que además puede significar una reducción en el contenido total de carbohidratos, cuando esto sea necesario.
A veces se afirma que el cubano come mucho arroz y por esto tiene tendencia a la obesidad, pero la cuestión no parece estar en el arroz sino en la forma de cocinarlo y combinarlo con otros alimentos. «Llenarse» con arroz cargado de grasa o salsas acompañadas de viandas fritas, pan con mantequilla, y no comer verduras y vegetales, para algunos puede ser un mal hábito.
Si la vianda o el arroz se consumen por separado y no en una misma comida, acompañados de verdura o vegetal, además del alimento rico en proteína de origen animal, que puede aparecer en mayor o menor cantidad suplementando la proteína del cereal, la leguminosa o una mezcla de ambos, la comida debe resultar mejor balanceada.
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Tomado de:
Villapol, Nitza. Cocina al minuto. Editorial Orbe, La Habana, 1981. pp. 104-106.
http://cocina.cuba.cu/cult_cul.php?idsab=5